Nacho tenía una cosquilla escondida en la oreja izquierda.
La descubrió el día que Jorge le cuchicheó que estaba loco por una compañera
del instituto. Desde entonces, cada vez que recordaba el aliento cálido y
húmedo de su amigo tan cerca de su piel, su corazón se esponjaba como una nube
de algodón y pugnaba por elevarse hacia un cielo que estaba más allá de su
comprensión.
Mas las alturas siempre le habían dado vértigo y decidió
encerrarlo en una jaula, forjada con vergüenza, autoengaños y resignación.
Constricciones:
Extensión: Cien palabras
Contenido: Esta fotografía de Chema Madoz

Menciones especiales: Con este relato he superado la primera ronda de la Copa 2016 de Esta Noche te Cuento.
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