Juan
miró su título universitario y se sintió afortunado. La salpicadura de aceite
sólo había emborronado la firma del rector. Arrancó las chinchetas que clavaban
el documento en la pared y tras apartar unos restos de comida, lo depositó
sobre la mesa. Maldiciéndose por no haberlo enmarcado todavía, se arremangó la
camisa y lo limpió tan bien como supo.
Mientras
frotaba, recuerdos y sueños de su época de estudiante empezaron a emerger desde
algún lugar de su mente, pero Juan los atajó de inmediato. No debía distraerse.
Tenía trabajo por hacer; muchas bocas que alimentar.
Sin
rastro del entusiasmo con el que había cursado el máster, se puso a preparar
los encargos acumulados: dos hamburguesas completas y un menú infantil.
CONSTRICCIONES INICIALES
EXTENSIÓN: Máximo: 120 palabras