Como una marea negra, la diabetes
le arrebató la visión y los pies. Pero incluso así, amputado y ciego, se negaba
a quedarse encerrado en casa y se propuso seguir yendo cada día a la biblioteca
municipal.
Oh, por supuesto ya no podría
leer, ni catalogar, pero sentía que le quedaban muchísimos libros por
recomendar: Aventuras en reinos lejanos, tragedias griegas, antologías de
microrelatos...
Así que cada tarde se situaba
junto a su viejo mostrador y sugería el libro más apropiado a todo aquel que se
lo solicitara. A cambio, sólo pedía que le leyeran algún poema de Oscar Wilde.
Constricciones iniciales:
Extensión: 100 palabras.
Inclusión de las palabras LEJANO/ENCERRAR/CIEGO en cualquier tiempo, género o número.
Menciones especiales: Con este relato he superado la segunda ronda de la edición 2016 de la Copa de Esta Noche Te Cuento.