El hombrecillo de barro salió de su vitrina del
pabellón Egipcio y fue a la sala de la Grecia Clásica.
A la luz de la luna, la Venus desnuda le recordó dolorosamente
a la bella esposa del Faraón.
–Cubríos, por favor –le rogó, apartando la
mirada–. No soy de piedra.
Constricciones iniciales:
Extensión:Cincuenta palabras.