Gladys se encargaba de repartir los
postres en el pabellón de los parapléjicos. Aquel sábado, en lugar de gelatina,
a Juan le sirvió un pedazo de tarta con una velita encendida.
–
Felisidades, mi sielo – le dijo, con voz de mermelada–.
Pide un deseo.
Él cerró los ojos y apagó la
llama de un soplo.
La camarera agachó la cabeza y le
susurró al oído: “Consedido”; y durante un segundo imposible, el hombre creyó
sentir un cosquilleo en su espalda.
Después de cenar, las enfermeras condujeron
a los residentes a sus habitaciones, pero nadie vino a por Juan, que quedó allí
solo.
De repente, las luces se apagaron
y, al cabo, se encendió un foco. En el centro del salón estaba Gladys, que
había cambiado su uniforme por un vestido ajustado. Con un radiocasete y una sonrisa en los labios, fue hacia Juan. Dejó el
aparato sobre la mesa, lo puso en marcha y las notas de ‘Staying alive’ llenaron
la estancia.
La mujer cogió las empuñaduras de
la silla de ruedas y la hizo girar al son de la canción.
Los ojos de Juan ardieron una vez
más con la fiebre del baile. Su deseo se había cumplido.
Constricciones iniciales:
Tema o consigna: "Aquella película de los años 70"
Extensión máxima: 200 palabras.