La
abuela solía decirle que no se acercara al pozo, pero cuando vio aquel ratoncito
que parecía sonreírle, no recordó. Sólo fue tras él, tropezó y cayó.
Un
desconocido le rescató.
–
Yo también caí una vez –dijo el hombre, mostrándole una boca desdentada.
Aquella
misma noche, perdió su primer incisivo.
Constricciones iniciales:
Extensión: 50 palabras.
Género: terror
Menciones:
Este relato ha sido seleccionado para formar parte de la antología de relatos de terror "Microterrores", editada por Diversidad Literaria.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada