¡Vaya pieza! Siempre había sido
diferente al resto. Amaba a los caballos y podía emocionarse con la simple
arquitectura de una torre; y en su corazón anidaba un anhelo secreto: Quería
ser una dama.
Con el convencimiento de
conseguirlo, dio un paso al frente y llegó al final del tablero.
Constricciones iniciales:
50 palabras
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